El turismo, por un motivo u otro, ha sido actualidad durante los últimos meses.
Según la RAE, Turismo es la Actividad o hecho de viajar por placer. Una definición cierta pero escueta; más completa y realista me parece la de Miguel Ledhesma, director general de la Organización Mundial del Turismo, que dice:
«Todo el espectro que se genera a partir de la idea y/o de la acción que implica el desplazamiento de los seres humanos a un lugar diferente al de su residencia con posibilidades recreativas, es decir, con intenciones de descanso, diversión y/o contacto con el destino receptor. El turismo se presenta entonces como un fenómeno complejo y multidisciplinar que comprende aristas económicas, sociales, políticas, artísticas, antropológicas, medioambientales, históricas, geográficas, educativas, psicológicas, comunicativas… que involucra simultáneamente al sector empresarial, al estatal, al no gubernamental, al sector profesional, a las poblaciones que habitan cada destino turístico y a los turistas».
Fuente Wikipedia

¿Quién, según esta definición, no ha sido turista en algún momento de su vida, por muy corto que haya sido el desplazamiento?…
Me educaron en el respeto a los demás y a las normas y crecí en una época en la que el miedo a visitar San Sebastián se anteponía al deseo de hacerlo. Me gusta ver mi ciudad viva, alegre, llena de gente que viene y va y no como antaño.
Pero antes, incluso, de esa época triste y oscura, San Sebastián fue una ciudad turística, conocida gracias a la Realeza y dirigentes que pasaban aquí sus veranos.
Es por ello que no alcanzo a entender por qué algo tan antiguo pone nerviosa a parte de la población. Desde el siglo XIX existen en San Sebastián hoteles, hostales, pensiones, viviendas de alquiler e incluso los donostiarras, para salir adelante, ponían al servicio del turista habitaciones en sus propias casas…
No hace tanto tiempo, en época de crisis, cuando los locales y el turismo nacional no podían llenar los hoteles y restaurantes de San Sebastián, fue el turismo australiano y de los países nórdicos, atraídos por la singularidad de la Bella Easo y su fama gastronómica, quienes salvaron la situación. Todo ello resultado de haber ido haciendo las cosas poco a poco y bien, una ciudad que se daba a conocer al mundo…
Entonces, ¿por qué molestar a la gallina de los huevos de oro?
No te pierdas el artículo de Aingeru Munguía, Había más turistas hace un siglo.