Nos acostumbramos a lo que vemos a lo largo de nuestra vida y más aún nos llama la atención cuando somos pequeños, parece que no hay otras opciones…
Iñaki Irizar, tercera generación de masajistas terapéuticos. Su abuelo… Su padre… y él, tomó el relevo por pura vocación.
Con su padre trabajando en casa, Iñaki asistió al primer masaje con la corta de edad de cinco años. Trabajó con él durante 23 años y llegó el momento de la jubilación; tuvo que dejarle su espacio y buscar un lugar donde poder continuar.
Y aquí es donde su camino se cruza con el de Gamma; iban a mudarse. De jóvenes, vecinos de portal, ahora Mª Eugenia Arrieta e Iñaki Irizar iban a ser vecinos profesionales durante un tiempo. Desde hace más o menos 14 años, Iñaki ocupa una de las cabinas del local de la calle Urbieta.
No sólo sus pacientes le siguieron en el traslado de Amara al Centro, igualmente los de su padre y algunos incluso de su abuelo. Como él, también hay hasta tres generaciones entre sus pacientes.
Sin publicidad, sin Redes Sociales, algo impensable en estos días… A la vieja usanza, boca a boca… los pacientes le buscan porque conocen a alguien, que les ha dicho, que les ha contado que Iñaki les había curado…; llegan a la camilla tranquilos y confiados.
Tras esta puerta encontrarás un buen profesional cuyas únicas herramientas de trabajo son sus manos, una camilla y un frasco de aceite, no necesita más. Si te puede curar lo hará; si no, te lo dirá, su trabajo ‘está en garantía’… Y, al mismo tiempo, disfrutarás de una agradable conversación.
Actualización Enero 2018
Iñaki Irizar se ha trasladado a la calle San Martín, nº 9