Un lunes de colores

Dicen que el tercer lunes de Enero es el día más deprimente del año, Blue Monday, lo llaman.

San Sebastián amanece bajo un cielo gris plomizo, nos encontramos en alerta amarilla por lluvia y bajas temperaturas… Hoy no es un lunes cualquiera, se respira quietud, tranquilidad, silencio, pereza. La ciudad despertará de su letargo más tarde de lo habitual; sus habitantes se están recuperando de los excesos de las 24 horas precedentes, el Día Grande de San Sebastián.

Y sí, puede que por eso los donostiarras demos a este lunes un matiz doblemente triste, porque ya ha terminado el incansable desfile de tamborradas y música acompañada del tronar de tambores y barriles. Habrá que esperar un año para volver a disfrutar de estas 24 horas inigualables.

Esto me hace recordar un texto que encontré publicado en las Redes Sociales describiendo la fiesta de una manera muy particular.

 

Conozco un país en el que los militares toman la calle día y noche, pero los únicos estallidos que provocan son de júbilo.
Allí los gastadores solo gastan bromas y las armas son cucharas y tenedores gigantes.


Es un país muy raro. La única bandera que ondea es blanca. Con una esquina azul, pero blanca al fin y al cabo.
Por eso, sus ciudadanos no tienen ningún reparo en rendirse al buen comer, al buen beber y a la juerga en general.


¿Similitudes? Como en otros países, en éste los jefes también se aferran al bastón de mando.
Pero aquí sólo lo utilizan para llevar el ritmo mientras interpretan el himno. Si, este país también tiene himno. Pero su letra no habla de sangre, ni de patria ni de victorias, como el resto de himnos del mundo.
Aquí, a lo único que incita el bardo es a la fiesta, al baile y a armarse de buen humor.
Por eso todos los ciudadanos se saben la letra y la cantan con orgullo hasta que aguanten las cuerdas.


Es un país sin complejos ni mala leche. Lo único que está mal visto es que pare la música durante más de un segundo. Y nunca para, porque todo el mundo ha recibido clases de tambor.
La gente vive en la calle noche y día. Cantan, bailan, y rompen palillos juntos, sin distinción de ideología, credo o nivel económico.


¿Raro, verdad?


Si pudiera elegir un país para vivir, sin duda sería ese, pero está en fase de pruebas. Por ahora sólo existe 24 horas al año. Hasta que un día 20, a las 12 de la noche, decidamos no arriar, nunca más, esa bandera blanca.


Tic tac tic tac tic tac


NERVIOS!!!!

-SE BUSCA… al autor de este texto-

No sé quién lo escribió, he intentado seguirle la pista, lo he visto compartido varias veces y he llegado a una publicación del Café Viena en Enero de 2017…

¿Alguien conoce al autor?

Seguiré indagando durante este lunes azul triste.

2 Replies to “Un lunes de colores”

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