La hemos visto creciente, menguante, iluminar la noche, lucir durante el día…
Llegó desde Alemania para mimetizarse en el paisaje donostiarra por sus colores blanco y azul… pero era imposible pasar desapercibida con sus 50 metros de diámetro.
Durante algo más de dos meses ha sido la estrella de la ciudad, objetivo de miles de cámaras y trending topic en todas las Redes Sociales.
Contra viento y marea ha permanecido erguida y girando, pero tras recibir a 90.000 viajeros y ante la amenaza de Helena tuvo que sucumbir y despojarse temporalmente de sus 36 góndolas.
Esta semana lo hace definitivamente, la Royal Bavaria Wheel se despide de nuestra ciudad y emprenderá viaje hacia Burdeos.
Se comenta que para las próximas Navidades volveremos a tener otra Gran Noria… dicen que una más grande y durante más tiempo.